viernes, 2 de noviembre de 2012

El caso de Marta (corregido)

Tal y como nos muestra el artículo, Marta es una niña del primer ciclo de la escuela infantil que aun no sabe hablar pero acude muy contenta a clase y tiene buena relación son su profesora Laura. Su madre está preocupada porque la niña no deja de abrir y desordenar todos los cajones de casa. Y por mucho que la riña o castigue la niña no hace caso. La profesora dice que es un caso normal.

En mi opinión, la niña debe tener menos de tres años, y puede que menos de dos, y su afición al desorden no es más que una forma de explorar su medio. A esa edad, es normal que no hable todavía. Por lo tanto, eso no es un hecho preocupante. Pero tampoco lo es que abra los cajones y saque todo lo que hay dentro, pues es debido a la necesidad de los niños en esa edad de exploran su medio. 

Desde mi punto de vista, la niña acude contenta a clase porque es seguro que a esas edades en la escuela infantil se dediquen a ofrecerles nuevos objetos, de formas y colores nuevos para ella que la distraen y se divierte al explorarlos. Por eso a la niña le gusta tanto ir, porque aprende y explora su medio sin que la riñan o castiguen por ello.
Sería bueno que la madre le dejará libertad para explorar, vigilando para que la niña no se haga daño y teniendo la suficiente paciencia para guardar todo de nuevo cuando la niña acabe con su exploración.
La mejor idea sería que la madre no interviniera en las exploraciones a la niña, y cada vez que esta encontrara un objeto que le agradase o le resultase curioso, su madre podría decirle el nombre de ese objeto. De ese modo, la niña podría aprender una nueva palabra cada día. Y luego la niña la intentaría imitar hasta adquirirla.
También podría enseñarle a la niña que las cosas que se sacan se tienen que volver a ordenar, y puede que la niña lo hiciera alguna vez. 
Pero para ello, Laura tendría que explicar a la madre de Marta que a esas edades, las exploraciones de los niños son de lo más normales. Solo hay que tener un poco de paciencia y verlo como lo que es, un aprendizaje más. 

  En conclusión, la respuesta de la maestra de Marta es normal pero escasa. Debería explicar a la madre el porqué de esa conducta, y animar a la madre a que participara en la exploración de su hija, ofreciéndole ese conocimiento que la niña no puede aprender sola, como sería el nombre de los objetos.

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